Benicàssim Paraíso

Origen del término municipal de Benicàssim

Para llegar hasta los inicios del término municipal de Benicàssim, hay que remontarse a la época en la que los árabes poblaban estas tierras, siendo el Castillo de Montornés su núcleo original y uno de los más importantes feudos de la zona. Deduciéndose su construcción hacia el siglo X sobre restos de origen romano, este Castillo se intuye que perteneció al linaje de los Beni Qásim («hijos de Qásim»), a partir del cual se generaría el futuro nombre del pueblo de Benicasim (o Benicàssim en valenciano).

Castillo de Montornés

En el siglo XI el Castillo fue conquistado por el cristianismo a través del Cid Campeador, aliado con Pedro I el Grande de Aragón, pero volvería a manos de los almorávides en 1103, tras la muerte del Cid.

Con la Reconquista, el Castillo de Montornés fue donado junto a sus tierras por el rey Jaime I de Aragón a su escribano D. Pedro Sanz el día 29 de noviembre de 1242, en agradecimiento por sus servicios prestados. Desde este momento, la Baronía de Montornés fue pasando por diferentes manos a través de donaciones, herencias o ventas a nobles y reyes de la zona, hasta llegar a Violante de Casalduch, señora de la Baronía de Benicàssim y de Montornés a partir de 1552. La hija menor de Jaime José de Casalduch e Isabel Muñoz destacó por entregar la Carta Puebla el 9 de septiembre de 1603, con el objetivo de repoblar la zona y mejorar los recursos del terreno, consiguiendo así crear y expandir cuatro núcleos poblacionales: alrededor del desierto de las Palmas, en las ermitas de Santa Rita y Santa Águeda, y junto a la Torre San Vicente, construida en el s. XVI a orillas del mar Mediterráneo.

Pero fue Don Francisco Pérez Bayer quien, en 1769, dio el gran impulso a la constitución y asentamiento del pueblo de Benicàssim, con la fundación de la primera iglesia, cuya construcción sería finalizada en 1776, y dedicada a la avocación de Santo Tomás de Villanueva en 1781.

A partir de entonces, todos los vecinos dispersados hasta el momento, comenzarían a unirse alrededor de la iglesia, generando un crecimiento paulatino del pueblo, que alcanzó su pico de crecimiento en 1850.

Otro de los actores destacados en el auge de Benicàssim como pueblo fue el jefe de obras del ferrocarril, Don Joaquín Coloma, quien en 1887 construyó la primera villa de verano, influyendo también en importantes familias de Valencia e incitándoles a desplazarse a Benicàssim y construirse sus residencias estivales. Es por esto que a principios del s.XX este pueblo se convirtió en uno de los pioneros de España a nivel turístico, gracias a sus famosas villas, ganándose el sobrenombre de “Biarritz del Levante”.

Benicàssim ha ido evolucionando durante el s.XX hasta convertirse hoy en día en una de las poblaciones turísticas más atractivas y especiales del territorio valenciano, siendo amada y siempre recordada por todos aquellos que la conocen, como un pequeño paraíso dentro de la Tierra.

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