No hay persona en el mundo amante de la música indie rock que no conozca el Festival Internacional de Benicàssim como uno de los destinos principales entre los festivales de mayor renombre. Aunque el FIB nació en 1995 con el objetivo de expandir la música independiente española e inglesa, después de veinte años se ha convertido en un evento cultural de 4 días que abarca desde las últimas novedades de los diferentes estilos musicales hasta exposiciones artísticas o concursos de cortos cinematográficos.
Benicàssim se convierte durante una semana de julio en el epicentro de la música internacional, donde una gran masa de jóvenes procedentes de todas partes del mundo, sobre todo Reino Unido, no sólo vienen a disfrutar de sus grupos preferidos sino que también buscan el sol y las playas que les permiten aprovechar tanto del día como de la noche benicenses.
Pero, ¿qué piensa el pueblo de Benicàssim sobre éste y otros festivales? ¿Es un lugar reconocido más por estos eventos musicales que por otra oferta turística o por la tranquilidad y paz que ofrecen sus playas? ¿Afecta este hecho negativamente a la imagen de Benicàssim de cara al exterior?
Este tema es objeto de debate anualmente tanto a pie de calle como en las diferentes redes sociales ya que no deja a nadie indiferente. Por un lado están aquellos que consideran que este tipo de festivales dañan la imagen de un pueblo que podría competir por otro tipo de turismo, de “más calidad”, sin la invasión de miles de jóvenes que dejan las calles y playas sucias y sin respetar al resto de veraneantes, y en favor de un turismo más cultural, deportivo o familiar. Por otro lado, hay muchos benicenses que opinan que sin la visita de estos cientos de miles de asistentes no sólo del FIB sino de otros festivales como el Rototom, los comercios del pueblo sufrirían por salir adelante durante el resto del año, ya que en invierno se reciben muy pocas visitas o incluso se cierra gran parte de los negocios que viven exclusivamente de la temporada estival.
Ambos puntos de vista son totalmente lógicos pero, ¿creéis que es posible encontrar otro tipo de oferta que atraiga a una masa tan amplia de visitantes a nuestro pueblo con los beneficios que ello reporta? ¿Consideráis que sería mejor desestacionalizar el turismo de Benicàssim y atraer tanto a turistas como a vecinos de otros pueblos cercanos con eventos de diferente índole durante otras épocas del año? ¿No es posible compatibilizar ambos tipos de turismo como ya se lleva haciendo desde los últimos años?
Si sois vecinos del pueblo, veraneantes o habéis visitado Benicàssim algún verano coincidiendo con el FIB u otro de los festivales musicales organizados, podéis dejarnos vuestros comentarios y contarnos qué opináis sobre este tema.
Para aquellos que disfrutáis con la música y este tipo de eventos, os deseamos mucha diversión y ¡Que lo paséis genial!